Me
gustaba verte y echar a correr para comerte a besos, aunque al rato pasaba de
ti porque decía que me aburrías. Aun recuerdo que solia decirte
lo poco que sabias de mi, que ya no te quería, que nada era como esperaba, que
me cansabas....Que lo nuestro no tenía futuro.
Pero siendo
sincera...
Eso, solo era para que tu
me cogieras de la cintura como solo tu sabías hacer, me dieras la mano y
me dijeras lo tonta y estúpida que era… asi hasta esperar ese beso,
que siempre tenia un sabor diferente a los demás. Era tan especial.
Y es que nuestras mejores
reconciliaciones siempre venían acompañas de esas palabras de
“una proposición indecente” que acabaron siendo íntimamente nuestras: "Te quiero"
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